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  • Andrea Moya

UNA INDUSTRIA GRANDE EN UNA ISLA CHIQUITITA

Updated: Jul 14, 2022

A veces los legisladores tienen momentos de lucidez. Y aunque en el caso del Proyecto del Senado 1833, “Ley de Incentivos Económicos para la Industria Fílmica de Puerto Rico”, por poco meten la pata de manera extraordinaria con la “zona única de cine”. Probablemente, los Representantes—después de largas horas encerrados en el Capitolio en un día feriado, cuando ya las corbatas y los tacos le molestaban— se dijeron, “Eso de la zona única, como que, es mala idea.” Y en la Cuarta Sesión Ordinaria en la legislatura—la presión de Jorge Santini ya en niveles peligrosos— aprobaron el Proyecto 1833, sin la zona única.

El Proyecto 1833 busca fomentar la industria de cine “creando incentivos contributivos para atraer capital extranjero” (vea la nota entera aquí). Esta estrategia ha funcionado muy bien hasta ahora. Hemos explotado carros en el Teodoro Moscoso, llenado el Castillo San Cristóbal de piratas, convertido a Bayamón en Baghdad… Es claro que la industria de cine en Puerto Rico está creciendo. Lo que los legisladores anoche acertaron, a pesar del cansancio y la hora, es que si crean limitaciones, como una zona donde apliquen ciertos incentivos mientras que en otras no, van a cortarle las patas a la industria que está generando tanto millones de dólares para el pueblo de Puerto Rico. La idea es fomentar el crecimiento de este sector, no limitarlo a Dorado.


Aclaro, sin embargo, que eso no quiere decir que el cine puertorriqueño esté creciendo con el mismo impulso.


Porque aun con tantos incentivos, recursos y planes para seguir trayendo producciones a la Isla, todavía quedamos chiquito para el volumen de proyectos que se podrían filmar aquí—en particular las producciones locales. Es una triste realidad que los proyectos locales, al no traer presupuestos multi-millonarios con ellos y no contar con un publico dispuesto a invertir en él, generalmente no encuentran espacio dentro del calendario de producción ya sobrecargado de la industria de cine en Puerto Rico.


Una observación que hizo Roshelle Berliner, una diseñadora de producción de Nueva York que vino a Puerto Rico con la película “Life During Wartimes” de Todd Solonz, es que si hay un proyecto grande en la Isla, el resto de los proyectos sufren. Se quedan cortos en cuanto a equipo de producción y recursos disponibles. Su proyecto coincidió con “Men Who Stare at Goats,” la megaproducción de George Clooney.


“No habían suficientes personas,” observó Roshelle. “Y aunque los ‘set dressers’ eran de los mejores con los que he trabajado”, le faltaban personas claves en el departamento de arte porque la mayoría estaban trabajando en la película de Clooney. Aparte de eso, habían problemas de inventario para materiales básicos como madera en Home Depot, algo que suena ridículo pero que no lo es considerando que en una película es importante poder resolver “on the fly” y cuando no hay los recursos necesarios eso se traduce en una pérdida de mucho dinero y tiempo.


Si ese fue el caso para un película de $4.5 millones (según boxofficemojo.com), es hasta peor para las producciones locales que no llegan ni a $1 millón.


Filmando el cortometraje “Ráfaga”—ganador de mejor dirección y de mejor actriz en el Cinefiesta 2010—la directora y productora Michelle Malley-Campos se encontraba continuamente empujando las fechas de producción—que no pasaban de tres días—porque su equipo de producción tenía que trabajar otros proyectos que surgían a último momento. Eso ponía en riesgo sus “locations”, la disponibilidad de equipo de filmación que estaba cogiendo prestado o alquilando, disponibilidad de sus actores que estaban trabajando de gratis… Y eso fue un corto.


En el caso de un largometraje es hasta más difícil encontrar las personas, el tiempo y los recursos porque requieren una inversión mucho mayor de tiempo, dinero prestado y favores pedidos con pocas posibilidades de hacer su dinero de vuelta o que se vean por más de dos o tres semanas en Fine Arts. Y hay más en juego porque aunque el dinero invertido no sea mucho en el universo fílmico (lo que llaman proyectos “low-” “ultra-low-” o “no-budget”), para sus creadores es una inversión importante.

Así que, felicito a los legisladores por su apoyo a la industria de cine en Puerto Rico. Ahora, ¿qué hacemos con el cine puertorriqueño?

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